Sus ojos, la sonrisa que enmarca su rostro o las curvas que delimitan su figura, la seguridad que manifiesta al andar, su barba o el ancho de su espalda; todas son características físicas comunes que hombres y mujeres encuentran atractivas al elegir una pareja sexual.
En este momento, millones de personas alrededor del mundo tienen sexo. La mayoría en una cama, en un departamento o un hotel. Los más arriesgados en un sitio público y para una pequeña minoría, se trata de su primer encuentro sexual. En algunos casos, su pareja es fruto de una relación estable, en otros se trata de una aventura de una sola noche y otro tanto puede considerarse una infidelidad.
Sin importar la multitud de prácticas que engloban al sexo, todos tienen algo en común: los controla una atracción irresistible hacia su pareja en turno, que domina sus instintos y les provoca más placer cuánto más cerca estén de esa persona. Estamos acostumbrados a creer que tanto la atracción como el amor, entran por los ojos y son el combustible responsable del gusto desmedido por una persona; sin embargo, la ciencia tiene una respuesta que va más allá de lo que vemos a simple vista.