El tamaño importa

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Estuvieron yendo a terapia durante varios meses y, al final, decidieron que se darían un tiempo sano de soltería y luego volverían para pasar el resto de sus vidas juntos. Yo no estaba muy segura de que ése fuera el mejor plan, pero a ellos sí se lo pareció.

Lorena se desmelenó. Salía cada fin de semana y cada noche volvía con un tío diferente. Porque, según ella, «tenía que catarlos a todos». Al fin y al cabo, esa es una época que todo hijo de vecino experimenta, ya sea a los 18 o a los treinta y pocos. El problema llegó cuando apareció Álex, un compañero de trabajo con el que pasó muchas noches. El sexo con él era increíble, pero su relación fuera de la cama también era muy buena.

Mi amiga me llamó porque estaba a punto de cumplirse el plazo para volver con Lucas y no sabía qué hacer. Después de saber lo que era el SEXO en mayúsculas, no quería renunciar a él, pero se sentía muy egoísta dejando a Lucas por otro que la tuviera más grande. Le pregunté si se acordaba de él cuando estaba con Álex y me contestó con un rotundo NO. «Ahí tienes tu respuesta», le dije.

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