Digno de destacar es que no se detectaron diferencias entre los que hacían el amor con su pareja estable o los que tenían varias amantes a lo largo de la semana. Tampoco por razones como el nivel de educación o de status social. Solo y exclusivamente por la intensidad de la vida sexual de los encuestados.
Según el autor, las razón es la siguiente: “Las personas necesitan desear y ser deseadas por otros. En ausencia de estos elementos, muchas personas se vuelven susceptibles a la soledad, cultivan una fuerte ansiedad social y sufren riesgo de depresión. Todos estos son estados de ánimo que podrían afectar a su vida laboral de manera negativa.”
Porque el sexo, dice el profesor Drydakis, es un “barómetro de la salud, la calidad de vida y la felicidad”. Aumenta la autoestima, la confianza y el bienestar general, lo que a su vez te convierten en una persona más encantadora, productiva y creativa. Y todo esto influye en la calidad de tu trabajo. Así que ya sabes, ¡manos a la obra!