El funcionamiento de este dispositivo de ficción recae sobre un pequeño sensor compuesto de rayos infrarrojos que actúan a la velocidad de la luz, para identificar en sólo un segundo los millones de puntos circulatorios de los que hablamos.
Uno de los directivos de la compañía húngara que participa de la producción del sensor PalmSecure, contó que el revolucionario proyecto tuvo su origen en un simple desafío: encontrar un método de identificación digital en la playa, lugar donde nos encontramos mojados y sin ningún tipo de identificación personal. La idea original partió de la pregunta de cómo identificar a alguien sin necesidad de que este alguien lleve consigo tarjetas o documentos de identidad.
El sensor PalmSecure pretende subsanar los atisbos de inseguridad que en algunas ocasiones han mostrado las huellas dactilares. Algunas de las ventajas que exaltan los creadores de este “sensor sanguíneo”, es que la mano no entra en contacto con el vidrio, lo que elimina toda posibilidad de que la información personal pueda ser copiada o falsificada.