En ese momento, el esfuerzo y la concentración llegan al máximo. Los músculos lumbares, dorsales y abdominales entran en juego y, en general, todo el organismo se prepara para un brusco giro capaz de desplazar la fuerza del cuerpo al palo que lanza la pelota.
Quienes lo practican dicen que el golf «engancha». Si quieres iniciarte en esta actividad, que puede ser un excelente complemento a tu rutina de entreno mientras te ayuda a desconectar del estrés del día a día, es importante empezar con unas lecciones que te proporcionen las nociones básicas sobre la técnica que debes seguir y la postura adecuada para evitar lesiones.
Si lo practicas con asiduidad, el golf puede ayudarte a mantener una correcta presión arterial (triglicéridos y colesterol malo bajo control) mientras disfrutas de una actividad aeróbica, relajante y de bajo impacto.
Por supuesto, también tus piernas ganarán en fuerza y resistencia y tus brazos aumentarán en potencia. Al practicarse al aire libre, otro de sus beneficios es una mejor oxigenación que contribuye a fortalecer el sistema respiratorio.