Sin embargo, las últimas evidencias científicas apuntan que los entrenamientos hasta el fallo muscular en comparación a los entrenamientos que sin llegar al fallo muscular igualan su volumen de entrenamiento, obtienen peores o similares resultados. Por tanto, queda un tanto obsoleta la creencia americana del que “no sufre, no gana” y considerar de no necesario este tipo de metodología.
Sí podría utilizarse de forma periódica en sujetos muy entrenados, con una progresión adecuada que genere adaptaciones neurales e hipertróficas en periodos de estancamiento. Sin embargo, debemos señalar que existen otras planificaciones quizás menos agresivas y más eficaces que no supongan riesgos de sobreentrenamiento o fatiga y riesgos de lesiones por pérdida propioceptiva.