La práctica del culturismo se sustenta en tres pilares básicos: entrenamiento, alimentación y descanso.
- Entrenamiento. Es la parte en la que el culturista enfoca su trabajo en conseguir la hipertrofia de su musculatura mediante l ejercicio físico. Para conseguirlo debe entrenar moviendo lastre, para ello cuenta con todo tipo de utensilios que le ayuden a su manipulación: pesas, mancuernas, barras, máquinas de poleas. Este entrenamiento no consiste únicamente en mover peso de cualquier manera. El entrenamiento se debe realizar mediante unos ejercicios específicos especialmente diseñados para conseguir el desarrollo de la musculatura, al conjunto de estos ejercicios y su práctica habitual es lo que llamamos programa de entrenamiento.
- Alimentación. Gracias a la alimentación el culturista consigue la energía necesaria para entrenar con grandes pesos. La dieta de un culturista debe ser variada. Es habitual recurrir a complementos y suplementos alimenticios para conseguir tener el cuerpo más grande. Además también es frecuente el consumo de otras sustancias artificiales como hormona del crecimiento y esteroides anabolizantes. En la vida de un culturista la alimentación es fundamental y está totalmente programada en una dieta. Las dietas pueden estar especialmente diseñadas para ganar peso (dieta hipercalórica) o para definir el músculo (dieta de definición).
- Descanso. Es el otro gran pilar de esta disciplina. Al igual que la alimentación y el entrenamiento debe estar bien programado. Durante el proceso de descanso es cuando se produce el crecimiento muscular. El descanso de un culturista debe tener en cuenta aspectos como:
- El número de horas que se va a dejar entre la realización de un entrenamiento y el siguiente.
- El espacio de tiempo necesario para volver a trabajar un mismo grupo muscular.
- El tiempo de reposo entre ejercicio y ejercicio.
- El tiempo de reposo entre serie y serie.
- El número de horas que se van a dormir a diario, etc.