Por ejemplo, estás en temporada de exámenes, son las 5 de la tarde y no te apetece estudiar. Haciendo zapping ves que acaba de empezar tu programa preferido y te dices “bah ya estudiaré luego” Y sin darte cuenta ya son las 8 de la tarde y empiezan los agobios y ese “parloteo” de arrepentimiento en tu cabeza.
Ese placer inmediato no es bueno. Todo aquello que haces y una vez terminado te preguntas: ¿qué tal me siento ahora? Si la respuesta no es positiva deberás aprender la manera de desintoxicarte.
Sin embargo, hay otros placeres que ligados con la responsabilidad y la diversión nos dan la vida. Y el ejercicio es uno de ellos. Numerosos estudios e investigaciones demuestran cada año las diferentes ventajas que nos aporta hacer ejercicio regular. Y más aún en los niños que están formándose tanto intelectual como físicamente.
Corre, salta, baila y juega al aire libre. Diviértete y saca el niño que llevas dentro. Una vez rompas con la pereza y aprendas a cumplir una rutina constante de ejercicio te engancharás a él y lo considerarás indispensable en tu día a día. El deporte te desconecta, te concentra, te divierte y te rejuvenece. Te envuelve en un halo de ganas de vivir.