Como cualquier otro músculo corporal puede y debe trabajarse con un correcto entrenamiento que garantice su buen funcionamiento. Un corazón fuerte y resistente es la mejor garantía de prevención frente a las enfermedades coronarias más comunes: arritmias, infarto, ictus, embolia…
La práctica regular de este tipo de ejercicios consigue aumentar de manera progresiva el grosor de las fibras que dan forma a este músculo indispensable para la vida. Al pedalear, hacer jogging, caminar por la cinta a paso ligero o realizar ejercicios propios del aerobic como el step, el ritmo cardiaco se acelera (nuestro músculo está trabajando) y el corazón, poco a poco, aumenta su capacidad de bombeo, es decir, su eficacia.
Estos ejercicios, a medio plazo y de manera paulatina, incrementan la masa muscular del corazón y su vigor, haciendo que, tras unas semanas, sea capaz de impulsar más caudal sanguíneo con un menor esfuerzo, algo que se traduce en una disminución del pulso en reposo.