Sexo en la ducha: todo lo que debes saber para disfrutar mucho más

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El espejo empañado, el vapor de agua que asciende al séptimo cielo, la presión del agua caliente y dos cuerpos hermosos, desnudos y enjabonados que intercambian besos húmedos o, más bien, champú en los ojos y codazos desafortunados. El sexo en la ducha es duro (ejem, ejem). Pero digamos que el cine porno ha avivado tus fantasías y hoy te sientes un explorador del erotismo. Lo primero que deberías hacer es olvidar tus altas expectativas: hacerlo en la ducha, sobre todo la primera vez, tiene sus inconvenientes.

La idea de tener sexo en la ducha suena divertido, excitante, un plan entretenido para la tarde del martes. Si de normal te da por cantar mientras estás al tema, nunca habrás sonado mejor. También es de lo más eficiente: ya no tienes por qué ducharte después del sexo. Ahora lo puedes hacer durante, ¡2×1! Pero pongámonos serios, la ducha es un buen lugar para encender la libido: tanto cuerpo a la vista, tanto jabón y contacto pueden ser unos preliminares estupendos.

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