Si bien el ayuno intermitente ha demostrado efectos positivos en el organismo, esta modalidad en que las calorías se restringen notablemente cinco días al mes es muy diferente, pues no se trata de comer ad libitum tras horas de ayuno sino de comer mucho menos.
Así puede limitarnos grandemente, sin saciarnos lo suficiente por que casi no se consumen proteínas y el porcentaje de hidratos es muy bajo. Es decir, podemos experimentar hambre durante esos cinco días al mes y después, nuestro organismo resentirse, produciendo una adaptación metabólica que nos lleve a quemar menos calorías, sentir menos saciedad y más hambre. Todo esto puede ocasionar un aumento de peso progresivo y alteraciones en la conducta alimentaria así como en el metabolismo a largo plazo.
Como si fuera poco, su bajo aporte de energía y proteínas los días de semi-ayuno vuelven inapropiada esta dieta para deportistas, quienes necesitan proteínas de calidad para reparar estructuras y enfrentar su alto desgaste físico, así como calorías suficientes para no afectar el rendimiento.