Es decir, la dieta se realiza tres días, se descansa cuatro y vuelve a comenzar el ciclo de tres días y cuatro de descanso en los cuales debemos seguir las recomendaciones de comer con moderación para que no compensemos el déficit energético y acabemos no perdiendo peso.
Hasta es muy probable que la restricción de los tres días nos perjudique los cuatro días siguientes de descanso.
Por otro lado, la dieta militar no es nada flexible y ello no nos ayuda a comer mejor ni a incorporar hábitos sanos, pues simplemente no nos deja un aprendizaje sino que debemos seguir una estructura y reglas claras.
Además, la dieta hace poca referencia a la práctica de ejercicio y otros hábitos que pueden favorecer un adelgazamiento saludable, por lo tanto, sólo nos queda pensar que la dieta Militar lleva su nombre porque es una verdadera prueba para nuestro organismo y comportamiento.
En definitiva, una dieta más que al colocarla bajo la lupa sólo nos deja un mensaje: no nos dejemos guiar por nombres llamativos ni propuestas tentadoras, pues estos tres días únicamente no son aptos para militares con entrenamiento intenso y lo peor, pueden dañar severamente nuestro metabolismo y la relación que tenemos con la comida.