Sin embargo, el aceite de oliva tiene una fuerte carga calórica —una cucharada, casi 100 calorías—; ¿por qué pese a todo esta sería una buena posibilidad? Es necesario consumir este tipo de grasas monoinsaturadas, o ácidos grasos esenciales porque como apunta Carla Sánchez Zurdo, nutricionista y entrenadora personal, “el organismo no es capaz de sintetizarlos por sí mismo y tenemos que consumirlos a través de la dieta”.
Cambiando el pan blanco por el pan integral, obtendríamos una carga nutricional más completa, aunque las calorías son prácticamente las mismas. Además, el pan integral “tiene un índice glucémico menor que el blanco y controlaremos mejor los picos de insulina, reduciendo así la ansiedad provocada por el descenso de azúcares en sangre”, prosigue Carla. También hay que tener en cuenta lo que apunta Yolanda García, la fibra que contienen las harinas integrales “ayuda a saciarnos y está implicada en la regulación del sistema intestinal previniendo el estreñimiento”.