Se debe tener en cuenta que en situaciones de esfuerzo físico excesivo podrían manifestarse síntomas de anomalías cardiacas, desconocidas hasta ese momento, y ocurrir una muerte súbita. No se puede olvidar que a partir de los 35 años, el infarto es la primera causa de muerte súbita.
Además de enfocarse en un estilo de vida que contemple la prevención, previo a la actividad física y durante su ejecución, hay otro aspecto relevante por considerar: se debe concientizar a la población de que en casos de muerte súbita, los primeros auxilios y los desfibriladores semiautomáticos (DEA o DESA) son cruciales y podrían marcar la diferencia entre la vida y la muerte de una persona. El único tratamiento que es eficaz contra la muerte súbita es la combinación de desfibrilación prematura y las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP). Su eficacia promedia entre el 49% y el 75% de los casos. Aunque en los últimos cinco años se ha incrementado su número en lugares públicos, los expertos insisten que todavía son pocos.