2. Las camisetas de grupos siempre quedan bien. Son las camisas azules de todo festival, con las que ganas aunque no arriesgues. Eso sí, siempre que no sea la de los Ramones, que está ya más pasada que las naranjas pochas con las que hacen el zumo envasado. La camiseta del Unknown Pleasures de Joy Division es su versión 2.0, no las lleves a menos que sea en clave anti-logo, a lo «Mamones» o «Rajoy Dimision».
3. O la del festival. Igual te sirve para quitarte el mono de comprar un souvenir en cada lugar que visitas, que te resuelve el outfit de todo un día sin habértelo preparado. Por no hablar de lo que farda cuando la desempolvas y te la pones cinco años después del festival, sólo para decirle al mundo: ¡Sí, yo estuve allí!
4. Las camisetas de tirantes están permitidas. En cualquier otro ambiente y lugar, ponerte una camiseta sin mangas es autoinculcarte una imagen de kinki, de viceverso, o de las dos a la vez. Sin embargo, en un festival de verano es perfectamente lícito. Palabra de Jared Leto, Jesse Metcalfe o Joe Jonas en Coachella.