Aprende a darte un capricho

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Si te ocurre este tipo de cosas, no desesperes. A continuación te damos una serie de soluciones para que, tanto si eres de los que les gusta darse un capricho de vez en cuando, como si eres de los que no les queda más remedio  que saltarse la dieta por imposiciones sociales,  siempre salgas airoso y el exceso que has cometido no te pase factura.

  • Minimiza los riesgos y toma únicamente aquellos alimentos que sean más sanos. Por ejemplo si de vez en cuando tienes un deseo irrefrenable de tomar chocolate, procura tener en casa chocolate puro con un alto porcentaje de cacao, en vez de tomar chocolate extrafino que es mucho más rico en grasas saturadas. Este ejemplo lo puedes extrapolar a cualquier caso. Si te apetece tomar patatas fritas de bolsa, procura que sean patatas light. Si te apetece comer algún producto de bollería, procura optar por bollería casera y no industrial. Si te apetece tomar palomitas, hazlas caseras, no compradas.
  • Mira todas las alternativas de las que dispones. Es posible que tengas ganas de tomar algo pero no sepas exactamente el qué. Quizá te apetezca tomar algo dulce. En este caso piensa qué alternativas tienes para suplir tu  necesidad de azúcar. En vez de comerte una palmera de chocolate, prueba a beberte un zumo de fruta. Puede que el aporte inmediato de glucosa sacie la necesidad que tenías de tomar algo dulce.

  • Si lo haces, disfrútalo. Si después de haberlo valorado, has decidido darte el antojo que querías, piensa que realmente te lo mereces y que es tu recompensa. Has estado trabajando duro durante toda las semanas, te has cuidado, has hecho ejercicio y este es tu premio por todo ese esfuerzo.
  • No te sientas culpable después. Si ya te has dado el capricho, no te sientas culpable por haberlo hecho. La intención de hacer este tipo de cosas es reducir la ansiedad que te estaba produciendo el no poder tomar lo que querías. No caigas en la trampa de sentirte culpable y aumentar así los niveles de ansiedad por otro motivo.

Como ves, saltarse las normas de vez en cuando no es malo. Si llevas una vida sana y saludable puedes hacerlo sin problemas. Eso sí, procura que este tipo de comportamiento sea la excepción y no la regla.

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