¡Alerta! Comienzan a salir los primeros rayos de sol y, con ellos, empezamos a quitarnos ropa y a dejar nuestra piel al descubierto. La llegada del buen tiempo significa además el inicio del ritual de bronceado de cada verano, con su correspondiente playita y tumbona en la arena.
La cosa es que, como en estos días el sol tampoco pica tanto, solemos olvidarnos de proteger nuestra piel de los rayos solares nocivos UVA y UVB. Gran error, pues es ahora cuando más pendientes tenemos que estar de ella. La piel tiene memoria y es rencorosa: llega a perdonar la quemadura solar pero nunca la olvida. Sigue al pie de la letra estos consejos y reduce al máximo los riesgos del sol en tu cuerpo.
- No utilices las cremas y protectores solares del año pasado. Su eficacia se verá claramente reducida ya que, seguramente, han permanecido horas y horas en sitios sobrecalentados como el coche o la playa. Esto no solo afecta a la consistencia de la crema en sí, sino también al filtro y al índice de protección.
- Evita tomar el sol entre las 12 y las 16 horas. Es el momento del día en que las radiaciones solares son más agresivas y es más fácil quemarse. Si, a pesar de saber esto, vas a hacerlo igual, aumenta la protección y extrema las precauciones. Lo mejor para estas primeras veces es que tomes el sol en pequeñas dosis de 15 minutos.
- Escoge factores más altos que de costumbre. Los primeros días de sol son los más complicados, pues la piel no está acostumbrada a su exposición. Igual en agosto te vale con un FPS 10, pero ahora debes optar por un FPS 30 o superior.
- Ten en cuenta la cara, los labios, los ojos y el pelo. No solo tus hombros pueden quemarse y producir esas incómodas molestias que todos hemos sufrido. Cara, ojos y pelo también se resienten (y mucho) de una buena dosis de sol. Utiliza un protector facial específico con FPS 50+, usa bálsamo labial con bloqueador solar, no te olvides de tus gafas de sol y lleva siempre sombrero o gorra.
- ¡Piel limpia! Ni desodorantes, ni perfumes, ni cosméticos. La piel debe estar absolutamente limpia antes de tomar el sol y ponerse el protector solar, pues esto puede ser la causa de que te aparezcan oscuras (y antiestéticas) manchas.
- Aplica la crema 30 minutos antes de la exposición solar. Éste es el tiempo que tarda el bloqueador en ser absorbido por la piel, o sea, cuando empieza a ser efectivo. No seas tacaño con las cantidades y no te olvides de ninguna zona, pies incluidos.
- ¡Repeat! Si te metes en el agua o ves que has sudado demasiado, tienes que volver a ponerte el protector sí o sí. Si vas a estar al sol varias horas (no recomendado) no dudes en aplicarte la crema cuantas veces sea necesario.
- Bebe mucha agua. La exposición solar produce una deshidratación general en nuestro cuerpo, por lo que es fundamental consumir líquidos en abundancia.
- Ducha post-sol. Tras la playita, o la montaña, o el lugar donde te haya dado el sol, la piel no está en sus mejores condiciones que digamos. Tómate una ducha con un jabón y un champú bien hidratantes y no demasiado tensioactivos. Si ves que tu cabello está perdiendo brillo y lo notas más seco, empieza a usar mascarilla o algún otro cosmético específico. Aplícate una buena cantidad de After Sun después.
- Come fruta y verdura. Por dos motivos: uno, por su gran contenido en agua, lo que te ayudará a rehidratarte; y dos, por los antioxidantes, importantes para prevenir el envejecimiento acelerado de la piel que la exposición al sol provoca.