3. Hazte una limpieza profunda
No es necesario que acudas a la cosmetóloga. Basta con que una o dos veces a la semana agregues un paso a tu limpieza facial nocturna: exfoliar. Consiste en eliminar las células muertas de la epidermis del rostro con el uso de un exfoliante. Este procedimiento, además de evitar la acumulación de grasa y la aparición de puntos negros, evita la incrustación del vello facial.
4. Afeitarse correctamente
Es la única manera de evitar irritaciones. Antes de pasar la rasuradora, humedece el rostro con agua templada para abrir los poros. Aplica espuma de afeitar –¡no jabón!- y procede en la dirección del crecimiento del vello –¡no al revés!-. Al culminar, retira el excedente de espuma con agua templada. Seca el rostro dando pequeños toques con la toalla y aplica crema after shave libre de alcohol.
5. No uses productos de otros para el cuidado facial
La cosmética femenina fue creada según las características de las pieles femeninas. Lo mismo ocurre con la cosmética masculina. Así que usar el mismo producto que tu novia porque a ella le dio buenos resultados o porque te da pereza escoger uno, podría no hacer nada por ti. Lo mismo vale si el producto te lo ha recomendado un amigo: no tenéis el mismo tipo de piel así que tendrás que escoger algo que sea apto para ti.