Tras la cámara hallamos a Dean Israelite en el que supone su debut en el largometraje, ya que sus anteriores trabajos habían sido cortometrajes. En la producción, Michael Bay y Bradley Fuller a través de su compañía Platinum Dunes.
Productora esta que en sus inicios se caracterizó por traernos de vuelta en forma de remakes, a algunos de los clásicos del cine de terror moderno (La matanza de Texas, Viernes 13 o Pesadilla en Elm Street) pero que de un tiempo a aquí, ha diversificado su producción hacia otros géneros, pero eso si, manteniendo el perfil del público al que van dirigidas dichas películas, esto es, el adolescente/juvenil.
Dicho esto, lo que nos encontramos es una sencilla historia de viajes en el tiempo adolescente, ligera y fácil de seguir protagonizada por chicos y chichas guapas, con ganas de pasárselo bien y vivir a tope, cuyas vidas cambian al descubrir el artefacto que les permite retroceder en el tiempo.