Dicho así parece una minucia, pero insisto, hablamos de los años 50, cuando para gran parte de la sociedad enseñar una rodilla era porno duro. No hablemos entonces de meter parejas a, literalmente, follar en una sala mientras grababan y medían todo lo que ocurría con electroencefalogramas, electrocardiogramas y demás cachivaches. Vamos, que con lo progresista que es la sociedad americana les pusieron una alfombra roja (nótese el sarcasmo).
Sus estudios les llevaron a desmontar gran parte de las falsas creencias que la gente tenía sobre el sexo. Y no solo la gente de a pie, si no eminencias cuya única misión era impedir el avance de una sociedad enclaustrada en rancias teorías sobre el papel de la mujer en el sexo, la homosexualidad, la impotencia y demás.
Gracias a ellos, y a los diversos libros que publicaron, la concepción del sexo como vehículo de expresión emocional y física eclosionó definitivamente y se abrieron nuevas puertas que ayudaron a llegar donde hoy nos encontramos.
