Lo de convertir al príncipe Vlad en un superhéroe no lo digo a la ligera; ya que como podréis ver a lo largo del metraje, no solo las formas del personaje con sus reciente adquiridas habilidades recuerdan a lo visto en algunas cintas de DC o Marvel, sino que cierta escena en la que el personaje es repudiado por los suyos por ser “diferente”, os recordará sin problemas a la franquicia de Lobezno y compañia.
El encargado de poner en imágenes a este nuevo “príncipe de las tinieblas” es Gary Shore, en lo que supone su debut tras la cámara al frente de un blockbuster. La verdad que la película luce bien en aspectos como la fotografía, vestuario, fx; pero diría que justo donde falla es en la dirección, tal vez por la inexperiencia de Shore, lo que debería ser el plato fuerte de la película, dos batallas que tienen lugar a lo largo del metraje, no están resueltas con soltura.