Pero este frente, posiblemente el más complejo y arriesgado, no será el único que Dom tendrá que abrir y resolver; el de la afectividad también está latente en su psique, por lo que no podrá evitar intentar recuperar a su hija (Emilia Clark) con la que perdió el contacto hace tiempo.
El director Richard Shepard ha preferido a un Jude Law con 13 kilos de más para trazar la fisonomía de un nihilista incorregible y ha apostado por un guión que no carece de entretenimiento ni de buenos efectos visuales.
En otro sentido, el espectador deberá valorar en qué medida Dom Hemingway rompe moldes y matices convencionales que caracterizan a otros tantos films del mismo género. Todos los que decidan poner un voto de confianza por Dom Hemingway y comprobar unas dotes interpretativas «diferentes» de Jude Law, tendrán 93 minutos para hacerlo.