Pero Caminando entre las tumbas se encuentra en las antípodas de este tipo de cine. Quien acuda a la sala en busca de coreografías donde se dispara a bocajarro y se rompen brazos, sin duda se sentirá decepcionado. Pues a pesar de que el personaje que encarna Neeson podría perfectamente intercambiarse con el que encarna en la saga Venganza, la película que nos ocupa se toma su tiempo en ir encajando las piezas.
Y es que nos encontramos ante un thriller en la mejor tradición del cine y la novela negra —no en vano a lo largo del metraje son continuas las menciones a Philip Marlowe y otros detectives clásicos—, adaptación del bestseller Un paseo entre las tumbas y dirigido por Scott Frank.
Esta segunda película del autor de la estimable The Lookout, supone un gran ejercicio de estilo, con una puesta en escena muy elegante, pasando de puntillas por los hechos más escabrosos que suceden off camera y salpicando el relato con alguna imagen inquietante, cuando no incómoda, cuando este lo requiere.