También es malo para el sistema cardiovascular, lo que aumenta el riesgo de ataque cardíaco, presión arterial alta y ritmo cardíaco irregular.
En resumen, las borracheras puntuales a largo plazo pueden afectar a:
– Sangre y sistema inmune. El consumo crónico de alcohol puede provocar anemia, bajo nivel de plaquetas y un sistema inmune suprimido.
– Huesos y músculos. El uso prolongado de alcohol a largo plazo puede interferir con la absorción de calcio y la formación de hueso. Esto puede conducir a osteoporosis.
– Cerebro y sistema nervioso. El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular y puede provocar demencia o deterioro del equilibrio y la coordinación.
– Salud mental. Además de la dependencia del alcohol y la adicción, los bebedores compulsivos tienen un mayor riesgo de depresión, ansiedad y psicosis.
– Salud sexual. El consumo crónico intenso de alcohol puede reducir la fertilidad en hombres y mujeres y disminuir el deseo sexual de un hombre. Beber durante el embarazo también puede afectar la salud del feto.