2. Formato. Tu CV debe ser lo más sencillo y fácil de leer posible. No uses formatos ni tipografías extravagantes ni te pases de original si nadie te lo ha pedido. Evita las cursivas y los subrayados y usa un tamaño de letra razonable. Y pon especial atención en evitar las erratas y errores de escritura. Léetelo con atención, pásalo por varios correctores y, antes de enviarlo, deja que lo lea alguien de confianza para que revise los detalles que se te pueden haber escapado.
3. Estructura. Procura seguir la estructura clásica a la hora de redactar tu CV. Es decir, un primer apartado con los datos personales y de contacto, un segundo en el que figuren tus antecedentes laborales y académicos, y un tercero con los datos complementarios. En este último se suelen incluir aspectos como los idiomas, diplomas, cursos o las habilidades informáticas, aunque si consideras que alguno de ellos es especialmente importante para el puesto al que aspiras, no está de más destacarlo en el segundo apartado.