Pararse frente a un auditorio expectante por lo que vamos a exponer, informar, y hasta enseñar, es una prueba que genera momentos de inseguridad, tensión y nervios a muchos profesionales, directores de empresas, ponentes, estudiantes y demás oradores.
Muchos expertos en diferentes campos del conocimiento no pueden superar ese “miedo escénico” cada vez que se enfrentan a un discurso en público, por lo que en no pocas ocasiones, su enorme caudal de conocimiento no coincide con la calidad de sus exposiciones.
Pero lo cierto es que una gran parte de ese miedo está provocado por la incertidumbre que nos produce el no saber si nuestro discurso o charla será bien recibida, será convincente, y si, al finalizar, nuestra imagen como profesionales saldrá reforzada o debilitada. Ellos lo saben y este punto débil no les genera precisamente sensaciones de satisfacción, sino más bien las contrarias.
Con la intención de contribuir a mitigar esas sensaciones desagradables y contraproducentes a la hora de hablar en público y hacerlo de forma adecuada, Hombre Moderno te ofrece unas pautas de eficiencia comprobada para lograrlo.