No te obsesiones, tampoco se trata de estar constantemente lavándote la cara (podrías provocar el efecto contrario y «autogenerar» más grasa), pero debes tener cuidado por ejemplo después del entreno. Elimina el sudor de la cara tras el ejercicio y seca totalmente tu piel con suavidad.
Utiliza un jabón neutro (o específico anti acné) y abundante agua templada. Seca con esmero pero sin restregar.
Al menos una vez en semana realiza una limpieza profunda con alguna crema o gel y un tónico que refresque tu piel y contenga ingredientes antiinflamatorios y antibacterianos (tienes kits compuestos de limpiador y tónico que resultan prácticos y efectivos).
Si tienes acné, no te vale cualquier crema. Descarta definitivamente los cosméticos de contenido graso.
Por último, recuerda que la alimentación también tiene que ver con la presencia de un acné más o menos severo. Reduce la ingesta de grasas (elimina todas las grasas trans: patatas, snacks, bollería…) y opta por frutas y verduras ricas en vitaminas y antioxidantes.