Este tipo de pensamiento, así como el morbo que produce ver penes apetecibles, está llevando a muchos activos a dejarse penetrar. Sin embargo, no todos los logran, debido a que hay ciertos temores que pueden ser más grandes que el placer.
Miedos de los activos que quieren probar ser pasivos
El miedo principal no radica en el dolor que puede causar la penetración. Porque es justamente esas sensaciones las que genera el morbo y el deseo de ser penetrado. Pero aún influye muchísimo el miedo de que ser pasivo te lleva a la perder tu virilidad o tu masculinidad. Es decir, que empiezas a ser más «femenino» y menos activo como hombre. Término que muchos usan como un sinónimo de debilidad en la comunidad gay.
Sin embargo, es un estereotipo más. Debido a que hay muchas parejas y compañeros sexuales que son muy masculinos. Y comúnmente despiertan las dudas en los demás, sobre quién ejerce el rol de «activo» o «pasivo«.