Las Islas Canarias son, por lo menos hasta la fecha, uno de los puntos más importantes de cetáceos de la Península Ibérica y de Europa, motivo por el cual algunas ONG piden que se declare un santuario para las ballenas en esta zona.
Por si esto fuera poco, hay que añadir que no sólo tienen efecto sobre los cetáceos. Los peces, y de rebote la pesca; los leones marinos, morsas y focas; las tortugas marinas y los invertebrados como los calamares gigantes también las sufren.
Siendo tan grande el impacto que suponen, nos tendríamos que preguntar lo siguiente: ¿Preferimos acabar con nuestro patrimonio natural a costa de explotar un recurso que, tarde o temprano, se va a agotar?