Cambia tus rutinas, tu manera de trabajar o actualiza tu currículum, haz pequeñas cosas para mantenerte siempre en marcha. Engancharse al pasado y al cómo eran las cosas antes no va a funcionar en este mundo moderno donde todo cambia a cada segundo.
Muchas veces, la rutina nos hace pensar que todo se mantendrá igual y nada cambiará. Ese pensamiento está muy equivocado, puesto que el cambio es inevitable. Debemos adaptarnos a los cambios y reinventarnos. En este caso, el famoso dicho de “si algo funciona, no lo cambies” no se aplica.
2. Prometer cosas que no cumples
En este ambiente laboral moderno tan competitivo, con frecuencia debemos prometer más que otros para ser los elegidos al ser solicitado hacer algún reporte o tarea.
Está bien exigirnos más y crear mejores alternativas para nuestros jefes o clientes, pero de nada servirán estas promesas si no podemos cumplirlas. Por ejemplo, es mejor dar fechas realistas de entrega que creernos que somos Flash y podemos terminar esa propuesta de 20 hojas en una noche. Aunque lo logres con poco tiempo de retraso, esto desilusionará a tu jefe o cliente, no importa cuánto te hayas esforzado.