Los artistas y creativos tienen una forma de trabajar muy diferente de la del resto de mortales. Horarios extraños y manías acompañan a cada una de sus obras. El escritor Mason Currey se ha encargado de recopilar en el libro Rituales cotidianos algunas de las rarezas de más de 160 artistas, entre los que se encuentran algunos de muy conocidos.
Henry Miller, por ejemplo, dijo en una entrevista que su rutina consistía en levantarse por la mañana, ir a su estudio y escribir, para luego romperlo todo. De las páginas que ocasionalmente quedaban, partía su continuación.
James Joyce, el autor de Ulises, calcula que pasó casi 20.000 horas escribiendo la novela. Para él, era por la tarde cuando «la mente estaba en su mejor momento». Por eso, no madrugaba nunca, escribía después de comer y se iba de bares por las noches. Así tardó 7 años en redactar su obra maestra.