Es así que en unos pocos años, nuestras calles podrás ser surcadas por:
- Supercoches eléctricos. Tal es el caso del revolucionario Tesla S. A propulsión 100 % eléctrica, récord en ventas y sin flaquear en materias como la potencia y la velocidad. El Tesla S ha demostrado ser un verdadero coche del futuro. ¿Cómo? Nada menos que superando en algunas pruebas a potentes deportivos a gasolina, tanto en autonomía como en confort.
- Coches que, literalmente, vuelan. No, no estamos delirando. Sus mentores saben que hasta hoy esta función la han cumplido aviones y helicópteros, pero no han visto limitaciones para crear un vehículo capaz de completar ese recorrido habitual entre dos puntos “sobre la tierra” de una forma diferente. Concretamente, el único prototipo actual es el Terrafugia Transition (TF-X) ; un coche con la capacidad de transformarse en avioneta mediante el intercambio de sus mandos. Cuando el conductor lo desee, irá sobre la superficie y cuando lo necesite lo hará como un pájaro.
- Vehículos de bolsillo. Como si fuese de juguete y especialmente pensado para capear la densidad de tráfico y el poco espacio para el aparcamiento en las grandes urbes. Increíbles creaciones como el Armadillo-T se podrán plegar y encoger para reducir su tamaño y asegurarnos el aparcamiento hasta en sitios para motocicletas. Al momento de volver a casa, lo convertimos en ese coche lo suficientemente espacioso y estable que nos trasladará cómodamente.
- Amigos inseparables del hombre. Los más futuristas funcionarán como una acción refleja de lo que decidamos mediante nuestra postura corporal y nuestra mente. No podemos negar que los Toyota FV2 serán tan avanzados como individualistas, puesto que no fueron pensados como coches familiares, sino sólo de transporte individual. ¿Te imaginas que tu amigo responda cuando reconozca tu voz y las facciones de tu rostro? Sin embargo, él también tomará sus propias decisiones; su parabrisas de realidad aumentada determinará su aspecto exterior.
