3. Entre la sutileza y el atrevimiento
Si no quieres ser demasiado sutil pero tampoco te ves con fuerzas para ir tan al grano, hay una tercera opción: las indirectas. Se trata de que dejes claras tus intenciones, pero sin ser demasiado explícito y con mucha gracia. Si logras que se ría y te siga el juego, la tienes en el bote.
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