Además, en esta sociedad nos hemos vuelto muy cómodos. Antes de comprar un producto o servicio, vamos a un sitio web que nos muestre fotos y comentarios, y no queremos llamar para preguntar. Tomamos decisiones para comprar sin salir de casa. Somos la generación instantánea: desde hace una década, vivimos en la cultura del aquí y ahora, en la que la urgencia domina nuestra vida.
Ten en cuenta también que tener una web supone tener un alcance mundial y una disponibilidad absoluta: es tu escaparate, disponible las 24 horas del día y los 365 días del año, con la posibilidad de ser consultada desde cualquier lugar del mundo. No existen limitaciones geográficas, de manera que expandes mercado.
Tener una web te permite competir al lado de los más grandes: Internet es un terreno imparcial para poder competir con empresas mucho más grandes, sin importar quién tiene un presupuesto mayor. Con una página web fiable, con mucha usabilidad, intuitiva y que se acerque a los intereses del potencial cliente, puedes llevarte el gato al agua antes que otras compañías que dispongan de mayor capital.