Llamamos comida trampa a ese capricho que nos damos en forma de hamburguesa, pizza, chuletón o plato contundente de eso que tanto apetece tras unos días de dieta estricta.
[pullquote]Una comida trampa puede acelerar tu metabolismo tras unos días de dieta estricta[/pullquote]Hacer trampa en tu plan de mantenimiento o adelgazamiento no es malo y esta pequeña rebeldía alimenticia puede reportarte importantes beneficios e incluso ayudarte a progresar en tu objetivo de perder grasas.
¡Ojo! hablamos de romper la rutina de una dieta con una comida especial y no de «atracarte» durante todo un día y acabar al borde de la indigestión.
A nivel psicológico, esa comida, en la que «pasas» del índice glucémico y de las calorías, supone un sano ejercicio mental que te sentará muy bien y además te reportará una agradable sensación de saciedad, dándote «ánimos» para volver a tu plan nutricional habitual.
Los beneficios a nivel físico son aún más importantes. Un estricto plan de alimentación puede alterar los niveles de determinadas hormonas como la testosterona y la leptina (responsable del apetito, de la sensación de hambre) y una comida trampa es una magnífica ayuda para recuperar los niveles correctos.