Cada una de tus comidas debe satisfacer plenamente las necesidades de tu organismo reponiendo en su totalidad el gasto energético que puede haber supuesto, por ejemplo, un duro entreno.
Los cereales son clave a la hora de conseguir el objetivo de quedar saciado en cada comida. Incluye la avena en tu desayuno. Su alto contenido en fibra ayuda a regular el metabolismo, reduce la sensación de apetito y, además, sus hidratos proporcionan energía durante horas. Puedes tomarla con leche y derivados (yogures) e incluso añadirla a los batidos que tomas antes o después de entrenar.
Los alimentos ricos en fécula (patatas) y en hidratos (pastas y arroces) son también punto fuerte a la hora de quedar saciado limitando la ingesta de grasas. Lo mismo ocurre con frutas, verduras y legumbres, básicas a la hora de aportar la fibra que tu cuerpo necesita y para obtener las vitaminas y minerales imprescindibles para el correcto desarrollo de la actividad deportiva.