Más allá de esta nueva modalidad de restaurantes, Japón siempre se ha caracterizado por ser un país en el que el culto al sexo roza en ocasiones el límite de las parafilias.
Por una parte encontramos la belleza de las Geishas. Estas mujeres, vanagloriadas por la sociedad, no eran, ni son prostitutas, son artistas de la seducción especializadas en el canto, el baile y educadas de forma exquisita en saber estar y protocolo.
Por otra parte, en la ciudad de Osaka encontramos la zona roja más grande del país. Se llama Tobita Shinchi. Por sus calles, esquinas y locales, ejercen la profesión más antigua del mundo cientos de mujeres a cada cual más diferente la una de la otra.
Pero además de las prostitutas y las geishas existen otros lugares en donde dar rienda suelta a las fantasías sexuales más raras y locas del mundo. Los Clubes de Imagen o Imekuras son lugares en donde el fetichismo relacionado con las profesiones más cachondas campa a sus anchas.