Las comparaciones no son casuales, ya que, las escenas donde el personaje de Milles Teller practica sin descanso hasta llegar a sangrar, me evocan a esas películas donde un deportista, aún habiendo acabado el entrenamiento oficial, sigue por su cuenta sin descanso, a fin de pulir sus defectos y así, cuando llegue el momento del partido (concierto en este caso), no quedarse en el “banquillo”.
En cuanto a las películas de corte militar, es imposible no acordarse de La chaqueta metálica o El sargento de hierro, por el perfil del personaje encarnado por J.K.Simmons. Las frases que usa para desmotivar/incentivar a sus alumnos, y los métodos empleados por este, para extraer lo mejor de ellos, son como si el momento del concierto, fuese una lucha a muerte y de ella dependieran sus vidas.
Es un film con una historia sencilla, pero está muy bien filmada. Cada vez que Neiman se sienta a la batería, la planificación de las escenas, acerca la película a los mecanismos del cine de suspense, teniéndote en tensión con cada golpe de baqueta ejecutado, y sufriendo junto con el personaje, para que este no falle una sola vez y sufra las represalias del estricto profesor.
