Hablamos del director de Asalto al Distrito 13, lo que nos puede dar una pauta del estilo que suele desplegar James DeMonaco. En esta ocasión no se le puede discutir su destreza para crear la tensión que debe obligatoriamente contener una película como The Purge. La noche de las bestias, por supuesto, con las salvedades de siempre.
Si nos disponemos a trazar paralelismos, por momentos, sobre todo cuando miramos telediarios o leemos periódicos, tenemos la sensación de que lo que pretende DeMonaco con el guión de The Purge, puede hacerse realidad.
La violencia, el crimen y la impunidad parecen irrefrenables, sobre todo en países en conflicto, pero en los que no lo están abiertamente, en forma de guerra y conflicto bélico, lo aportan la delincuencia, las bandas armadas, el narcotráfico y el ajuste de cuentas.
Y más cerca de un caso o de otro, The Purge nos propone una historia en la que los niveles de descontrol son tan cuantiosos, que el gobierno de los Estados Unidos toma la drástica decisión de declarar “país liberado”, una noche al año y durante 12 horas.