Es este acto heroico y altruista de Toro el punto de partida para el establecimiento de una alianza fuerte entre los dos “buenos” para coartar de una vez por todas los sabotajes y el pillaje al que los bandidos someten a toda la región y llevarlos ante la justicia.
A simple vista, el pragmático estilo del hombre de ley anglosajón y los poderes de líder espiritual y el arrojo del autóctono indígena, parece la combinación perfecta para terminar con los enemigos públicos.
Pero los métodos y sobre todo las formas a las que los dos justicieros recurren para conseguir su objetivo están cargadas de monotonía, ruido, y energía por la simple inercia de la trama. Los recursos dedicados a la acción no solo no son insuficientes, sino que pueden resultar empalagosos y hasta injustificados, sobre todo por la extrema duración de la película.
Si hay ganas de probar con un híbrido entre los western más básicos y el singular aporte que Piratas del Caribe ha ofrecido al cine, El nuevo Llanero Solitario puede ser una buena opción.