En cuanto al score de Eric Serra, en su enésima colaboración con el director de La femme Nikita, sirve de perfecto acompañamiento al delirio visual que vemos en pantalla. Y me llama la atención, dos canciones compuestas expresamente para la BSO a cargo de Damon Albarn y The Crystal Method.
Puro divertimento que una vez arranca no suelta el acelerador. Alejada de las obras más personales del autor, y con una premisa que es su mayor virtud, pero también su mayor defecto. Si no entras en su juego, quedarás totalmente fuera de ella, pero si te dejas atrapar, gozarás de un espectáculo palomitero digno de Hollywood y serás totalmente seducido por Lucy.
