Todo esto nos es entregado a través de una elegante puesta en escena, que se sirve de una escenografía muy estilizada y no excesivamente futurista, que hace que nos resulte más real y creíble lo que se nos cuenta; apoyándose en la interpretación de sus actores principales, para que el relato avance y nos sumerjamos de lleno en el fascinante mundo que se nos plantea.
Así, tenemos a Domhnall Gleenson, actor irlandés visto en Harry Potter o Una cuestión de tiempo, que carga con buena parte del peso del relato con su Caleb, el cual pasa de ser un genio informático abrumado por la creación de su jefe, a una persona con determinación y confianza en sí mismo; a Oscar Issac (A propósito de Llewyn Davis o la próxima Star Wars) como Nathan, rico hasta decir basta, dueño de la multinacional, que vive aislado de todo y de todos, alcohólico, narcisista, y excesivamente seguro de sus convicciones.
