Por un lado tenemos a Clark Kent/Superman –Henry Cavill-, totalmente asumido su papel de salvador de la tierra, pero cuyas acciones no cuentan con el favor de todos los humanos. Por otro, tenemos a Bruce Wayne/Batman –interpretado por Ben Affleck– quien decide que ha de parar al kryptoniano, al tiempo que inicia una investigación de algo que podría poner en peligro el destino de Gotham y Metropolis.
Y esta es básicamente la premisa bajo la que se apoya el film. El problema es que estas dos líneas argumentales están totalmente desequilibradas y los responsables del guión parecen decirnos, que como ya tuvimos la presentación del capa roja en El hombre de acero, ahora es el turno de conocer a la nueva encarnación de El caballero oscuro y que en la sala de montaje algún mandamás sin idea de cine haya dicho “quítame un poco del gayumbos rojos y pon más del orejillas”.