La liberación de sustancias contaminantes produce efectos tóxicos sobre los seres vivos y sus ecosistemas y los materiales. Un ejemplo de las consecuencias que esto tiene es el esmog, una niebla tóxica.
El esmog es una niebla producida por la reacción de diferentes contaminantes (como los hidrocarburos y los óxidos de nitrógeno) y el oxígeno con la radiación ultravioleta del Sol. El resultado son sustancias como el ozono troposférico.
Es especialmente preocupante en las grandes ciudades. De hecho, ciudades como Barcelona, Madrid, París, Londres, Ciudad de México y Hong Kong lo sufren.
Las condiciones para que aparezca el esmog son varias: una radiación solar alta, inversión térmica, la presencia de un relieve que impida la dispersión de los contaminantes (como puede ser la presencia de una cordillera cerca de una ciudad) y una alta intensidad de tráfico.
Cuando el ozono se encuentra en la troposfera, es decir, en los primeros 10 km de la atmósfera (donde vivimos), sus efectos son nocivos para la vida.