La energía eólica se ha utilizado desde la antigüedad para múltiples usos, como por ejemplo impulsar barcos y moler el grano. No ha sido hasta hace unos años que éste recurso se ha utilizado para producir electricidad (con aerogeneradores) o para bombear agua subterránea del subsuelo (aerobombas).
Es tanto su potencial que aprovechando sólo el 10% de la energía eólica que hay a ras del suelo, habría 20 veces la energía necesaria para todo el planeta. De todas formas, no está exenta de impactos: el más evidente es el impacto paisajístico, pero también interfiere en las comunicaciones, en el vuelo de las aves y produce contaminación acústica.
La energía solar es otra de estas energías. Cada año recibimos una gran cantidad de energía, siendo 4.500 veces la energía que se consume en todo el planeta anualmente. Aunque no está exenta de impactos, es una energía limpia, inagotable (por lo menos hasta que el Sol se apague) y muy disponible. Hay de dos tipos:
- La energía solar térmica tiene por objetivo captar la energía solar para obtener calor, mediante el uso de colectores solares. En las casas se utiliza para obtener agua caliente y para la calefacción.
- La energía solar fotovoltaica tiene por objetivo captar la luz del sol para producir electricidad, ya sea directamente a través de células solares o convirtiéndola antes en calor para luego transformarlo en electricidad.
La energía geotérmica consiste en el aprovechamiento del gradiente geotérmico, es decir, el aumento de la temperatura de la Tierra a medida que aumenta la profundidad del subsuelo (siendo de 2,5-3ºC por cada 100 metros, de media).