En contactos posteriores el cuerpo reacciona exageradamente y provoca una reacción anafiláctica. En esta fase se produce una guerra entre la sustancia implicada y los anticuerpos, lo que provoca una gran variedad de síntomas: asma, secreción de mucosidad, vasodilatación y bajada de la presión sanguínea, dolor, picor, etc.
Afortunadamente, la medicina ha avanzado mucho en los últimos años y los alérgicos tienen distintos métodos para hacer frente a esta pesadilla.
Entre los posibles tratamientos, los más utilizados son los antihistamínicos, con el fin de disminuir la inflamación, y los broncodilatadores, para combatir el asma. Incluso en algunos casos se han desarrollado tratamientos parecidos a las vacunas.
De todas formas, siempre que sea posible, lo mejor para no sufrir de alergia es no exponerse al producto que la causa.