“El matrimonio afecta a la pasión. De repente te descubres en la cama con un pariente”
Bueno, entre vivir juntos y estar casados no hay una gran diferencia, ¿no? Simplemente, existe un papel más en algún archivo que afirma que nuestra situación legal ha cambiado. Parece ser que en realidad cambian más cosas, como asegura la autora: basándose en las investigaciones de Scott T. Yabiku y Costance T. Gager, dar ese gran paso por el que los suegros rezan cada noche merece la pena, ya que las parejas casadas reportan una mayor felicidad. Además, en el caso de que la vida sexual no vaya muy allá y la frecuencia de los encuentros se haya reducido sensiblemente, es más probable que la relación se vaya al garete si uno no está casado, quizá porque consideran que las ventajas de la relación son otras. Así que parece ser que está muy bien acostarse con un familiar, a poder ser, con el que no tengas ninguna relación de sangre.