El uso de las drogas en estas fiestas sexuales facilita y mantiene la excitación y permite una sensación de mejor conexión con las parejas sexuales. Según una publicación en el 2015 en la British Medical Journal, en la que dedican toda una edición al chemsex, aseguran que el tipo de drogas que facilitan en las largas sesiones sexuales suelen ser “mefedrona, y-hidroxibutirato (GHB), y-butirolactona (GBL) y metanfetamina de cristal”. Estas drogas se combinan para garantizar que las sesiones sexuales sean largas y tener resistencia para tener sexo con múltiples parejas.
El asunto aquí no es estar a favor o en contra de las chemsex, se respeta a cada persona que decide aventurarse y probar experiencias de este tipo. Sin embargo, es importante alertar que el problema principal de este tipo de fiestas (que puede afectar a cualquiera), es que los efectos de las drogas pueden dañar a aquellos que las consumen, pero también son una puerta abierta para el contagio de enfermedades de transmisión sexual (como VIH y otras ETS), ya que la principal norma de la mayoría de estas fiestas es mantener sexo sin protección. En ese sentido, algunas organizaciones promueven algunos consejos para aquellos practicantes habituales, como para los aventureros que quieren probar las chemsex por primera vez, como por ejemplo: conocer las mezclas y el tipo de sustancias que vas a consumir, no tener sesiones seguidas de sexo y de consumo de drogas, no compartir absolutamente nada sobre los químicos que consumes, usar siempre jeringas nuevas y por supuesto tener siempre contigo lubricante y preservativos.