Todos ellos estaban obsesionados con pensamientos y comportamientos sexuales, pero no está claro que sean «adictos» de la misma forma en que los fumadores son adictos a la nicotina.
Algunos investigadores argumentan que sus características se asemejan más a las de aquellos que sufren un desorden obsesivo-compulsivo.
Escáner del cerebro
El equipo de investigadores responsables del estudio usó imágenes obtenidas por resonancia magnética para observar los cambios que se dan en la actividad cerebral cuando se ven videos pornográficos. Luego compararon los resultados obtenidos entre gente que reporta un comportamiento sexual compulsivo y personas sanas.
Los resultados, publicados en la revista PLoS One, mostraron mayores niveles de actividad en aquellos «adictos» en tres partes específicas del cerebro: el estrato ventral, el córtex del cíngulo anterior y la amígdala. Estas son las mismas áreas que registran una mayor actividad en adictos cuando estos visualizan la sustancia que más usan.
La doctora Valerie Moon, de la Universidad de Cambridge, le dijo a la BBC: «Este es el primer estudio hecho sobre gente con este tipo de problemas que analiza su actividad cerebral, pero no creo que hayamos llegado todavía al punto en el que se pueda decir claramente que hablamos de una adicción».