El primer estudio en investigar la actividad cerebral de los adictos al sexo ha descubierto similitudes con aquellos que sufren de adicción a las drogas.
Cuando en 1990 el famoso actor Michael Douglas fue admitido en una clínica de rehabilitación, las causas de su internamiento llamaron la atención sobre un concepto hasta ese entonces novedoso: la adicción al sexo. Pero existe una polémica sobre si la gente puede volverse adicta a los comportamientos sexuales, incluido ver pornografía.
Y a pesar de que los expertos están de acuerdo en que no es una adicción «química», como podría serlo la heroína o el alcohol, algunos opinan que sí podría hablarse de algo más que un simple desorden del comportamiento.
En un intento por arrojar luz sobre el tema investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, realizaron escáneres cerebrales a 19 hombres adultos mientras estos visualizaban imágenes pornográficas.
El estudio mostró que se activaban los mismos centros de recompensa que los que se activan en el cerebro los de los adictos a las drogas cuando ven su sustancia predilecta. Dos de los hombres que participaron en el estudio habían perdido su empleo tras consumir porno en el lugar de trabajo, y cuatro de ellos dijeron que la pornografía era una forma de evitar las agencias de prostitución y los fetiches.